
Entrevistas
Sebastían Eguren Ledesma, nacido en Montevideo el 8 de enero de 1981, es un futbolista uruguayo nacionalizado sueco, que juega de centrocampista en el Club Nacional de Football de la Primera División de Uruguay. Participó en Copas del Mundo, Copa América y Copa Confederaciones. Su familia está formada por Cecilia su señora y sus dos hijos, Manu y Tiago de cinco y siete años. Es un jugador de vasta trayectoria y eso demuestra su currículo, el cual detalla a continuación.
- ¿A qué edad comenzaste a jugar al fútbol y quién te
incentivó a hacerlo?
- Arranqué con cuatro años. Siempre peloteé desde antes inclusive,
pero formalmente fue a los cuatro o cinco años en “El Hornero”, que mi tía me llevó.
Ella fue quien me incentivó de alguna manera, era golera de hándbol y le
encantaba el fútbol, me daba para adelante a morir. Además mi viejo trabajaba nueve o diez horas como cualquier padre normal que trabajaba en una fábrica y no
había mucho tiempo, entonces ella me empezó a llevar. Después yo le pedía a
cualquiera de mi familia o alguien que me arrimara, quedaba cerca.
- ¿Por qué cuadros pasaste hasta debutar en primera división?
- El Hornero fue mi cuadro de baby fútbol, estuve un año en
Huracán Buceo y después desde los diez años en adelante estuve en Wanderers que fue mi equipo
hasta llegar a primera división.
- Me imagino que fue un sueño llegar a primera de Wanderers,
digo porque hiciste todas las categorías ahí…
- Sí, además porque yo me fui criando ahí, era como mi casa,
me trataban como un hijo. Mis amigos los formé ahí. Fue la mejor etapa de mi
vida. Digo porque la mejor etapa de cualquier persona, es la adolescencia y la
juventud. Yo la viví ahí con todos mis amigos con quienes compartí el sueño
de jugar en primera división, fue una experiencia alucinante y uno de los
mejores grupos que tuve en mi vida como personas y hasta el día de hoy son mis
amigos de la vida.
- Y de ahí a Nacional
Sí, dos años. Fue otro sueño cumplido porque fui hincha de
Nacional toda mi vida, soñé jugar con la camiseta de Nacional y mis ídolos eran
de Nacional.
- Se podría decir que un hincha enfermo
- Sí, hasta que jugué en primera división fui hincha enfermo
de ir siempre al estadio, de gastarme los últimos ahorros cuando Nacional
jugaba los clásicos. Lo normal de un hincha, nunca fui un tipo agresivo ni
violento pero iba si llovía y dejaba de hacer cualquier cosa por ir a ver a
Nacional e imagínate después de todo eso jugar en Nacional, fue un sueño.
- Y eso también en parte, ¿fue por una remera
que te regalaron del “Pantera” ex golero de Nacional?
- Sí, arrancó ahí. Y por supuesto por mi papá que también era un hincha enfermo, que no lo había heredado de mi abuelo porque éste había jugado en Danubio
de jovencito y era hincha del club.
Me acuerdo de los calores que pasé con esa camiseta de Rodolfo
Rodríguez. Tenía un polifón tremendo, era de manga larga, de tela y en invierno
todo bien. Pero en verano, como era lo más lindo que tenía, la usaba
igual. La usé hasta que me entró y pude porque yo era bastante gordito de
chiquito.
- ¿Siempre jugaste de centrocampista?
- Sí, siempre. Lo único que varió fue un técnico que como me
quería mucho y yo era cumplidor, me dió la camiseta número diez. El “Pocho” del
Hornero, no me lo olvido nunca más.
Pero siempre fui muy nervioso, de estar haciendo cosas todo
el tiempo, entonces el lugar donde más gastaba energías era ahí y servía.
- ¿Una de las mejores asistencias que hayas dado?
- La que le dí a Iván Alonso hace poco acá en
Nacional. No soy un gran asistidor y si tengo otra no la recuerdo. Ésta estuvo
buenísima, hacía mucho tiempo que no jugaba en el Parque Central por Torneo
Uruguayo, de hecho, no había jugado nunca por Torneo Uruguayo y entonces es el
recuerdo mas vivo que tengo.
- ¿Cuál fue el motivo de tu regreso a Wanderers?
- En Nacional no estaban muy convencidos de que yo
siguiera, estaba en Wanderers todavía, así que renové ahí. Pero
recuerdo que estaba en una etapa de mi vida que quería dar un salto en mi
carrera. Me quedaba en Nacional para realmente confirmar que yo era un jugador
que podía dar más de lo que ya había dado en ese momento, o tenía que dejarle
el lugar a otro. En eso también se suma el cambio de entrenador y como no había
una certeza muy grande volví a Wanderers que me sirvió para irme a Noruega.
-Pero entonces el problema del doping que te dió positivo no
tuvo nada que ver
¡No, para nada! Nacional se portó muy bien conmigo. El
positivo fue como por Abril, yo cumplí la sanción en Setiembre y volví a jugar.
-En principio era una sanción de dos años y luego se bajó a
seis meses porque tú avalaste de que había sido por té de coca, ¿Cierto?
- Sí, ya habían existido más casos que no habían sido sancionados.
Como la de los jugadores Ángel Rimba de la selección boliviana, y Zetti (Donizetti
Quagliato) de la selección brasileña. Además, tenía el antecedente que en todos
los controles anteriores que me hicieron, nunca me había salido nada y después me hice otro tipo de estudios enseguida para demostrar que otras sustancias que podían aparecer no estaban y
eso me sirvió para bajar la sanción. Nacional me apoyó en todo momento y me dió todo para que pudiera seguir entrenando.
- Nunca desconfió
- No, para nada. Y eso estuvo buenísimo. Pero no sólo por el
respaldo que me brindó como institución, sino los compañeros, el cuerpo
técnico. Para mí fue lo más importante. En ese momento me sentí súper
defraudado, pero por todo, sentía que no había hecho nada malo, el doctor nos
había autorizado a tomar té de coca. Pero sobre todas las cosas, esto te ayuda
a aprender. A ser más responsable de lo que deberías ser. A partir de ese
momento mi cabeza cambió hasta el punto de no tomar de una botella de agua sino
la abren adelante mío.
- Y la hinchada, ¿te acompañó o no?, ¿estabas más molesto con
tu actitud irresponsable o con que la gente de Nacional no creyera en vos?
- La gente es cruel de por sí, lo digo con total respeto. No
te digo que los insultos sean bien vistos pero se ven como algo normal y desde
ese punto de vista sí. A mí lo que más me importaba era mi hermano en aquel
momento que era chiquito y después yo sabía que tenía que aguantarme cosas como
ya me había aguantado. La hinchada de Nacional conmigo se portó bárbaro. No tengo
nada para decir, antes de eso había vivido un año complicado y a partir de ese
momento yo sentí el respaldo de Nacional. Sabían que lo único que quería era
volver a jugar y cumplir con Nacional.
- Porque además, hasta pensaste en dejar el fútbol en algún
momento, ¿no?
- Sí. Tuve una conversación con mi familia y le dije que nunca
había fumado marihuana o consumido cocaína, como todo adolescente o joven tomé
alguna cerveza o copa demás, pero yo me cuidaba, desde siempre. Me prohibía ir
a los cumpleaños de 15 o hacer cosas que otras personas hacían con normalidad y
me parecía que no era un castigo para mí, pero son señales que te da la vida,
aprendizajes que te quedan, es de la manera que valoras más. Yo valoré el
fútbol mucho más después de eso. No pensaba que fuera a ser para el resto de mi vida
y al final lo fue.
- Y supongo que tu familia cumplió un rol importante para tu
contención
- Sí, la familia y los amigos. Ni que hablar.
- ¿Cómo está formada tu familia?
- Mi familia está formada por mi esposa y mis dos hijos que
tienen cinco y siete años. Después mi mamá, mi papá, mis tres hermanos y después
como todo, tíos y primos.
- ¿Sos de Villa Española?
- Si, de Pueblo Nuevo. Vendría a ser la división entre Villa
Española y Pueblo Nuevo.
- ¿Pero hoy día vivís ahí?
- No, hoy no. Me fui a los quince del barrio, cuando se puso
picante, digamos. Me mudé con mamá para Cordón donde mejoramos muchísimo. No
porque el barrio no diera, sino porque mis amigos tomaron caminos diferentes y
yo iba encaminado por otro lado.
- Retomemos tu carrera, de Wanderers a Rosenborg en Noruega
en 2005. Contame como es el fútbol en esa parte de Europa y si te acostumbraste
al idioma, a las comidas, al clima, etc.
- Fue de lo más divertido de mi carrera. El fútbol es más o
menos lo mismo en todos lados, obviamente que cambian algunos factores, como
las velocidades. Fui a Noruega pensando que sabía hablar inglés y
obviamente no sabía nada. Fui solo para allá y empecé a hacerme cargo de
otras cosas o a tomar ciertas responsabilidades que acá no tenía. El dinero
por ejemplo, a cocinarme todos los días, viajar, algo a lo que yo no estaba
acostumbrado y a los 23 años no estás tan afín. Lo pasé bárbaro a pesar de que
extrañé.
- ¿Por qué te fuiste? ¿Tuviste problemas con Torum, el que en ese
momento era el DT?
- En realidad él nos dijo a mí y al otro jugador uruguayo que
prefería jugadores africanos y trajo uno de Malí y otro de Costa de Marfil. El
gerente deportivo del club charló con nosotros y nos dijo que nos teníamos que
quedar igual, que ya habían invertido en nosotros y que creía que íbamos a jugar en algún momento. Nos quedamos
un tiempo, pero eso no pasó. Ahí me vine a Wanderers dos meses y surgió la
posibilidad de quedarme en Rosenborg o en Suecia. Preferí ir a Suecia.
- Firmaste contrato por tres años pero estuviste dos
- Me fui de ahí de forma rara, hicimos un intercambio de
contrato extraño que culminaba con el contrato que tenía en Rosenborg. Fueron dos años
increíbles, conocí a la que hoy es mi esposa. Me enamoré de la ciudad que es
hermosa, aprendí a hablar inglés de verdad, había muchos extranjeros y
futbolísticamente me vino bárbaro porque anduve bien.
- ¿Y dónde crees que explotaste tu potencial?
- En Villarreal. Pero donde hice cosas que nunca creí que iba
a ser fue ahí, en Hammarby. Hice muchos goles, me solté, las cosas fluían
fáciles. Yo quería jugar en Europa, sé que los mejores niveles no eran ni
Noruega ni Suecia, pero yo quería jugar en las grandes ligas. Para eso tenía
que demostrar que podía mejorar. Un día me llaman casi terminando
el período de pases si quería ir a Villarreal.
- ¿Cómo recordas ese llamado?
- Fue un poco desagradable, estaba en el baño (Risas).
Tenía varias ofertas en la mesa. Firmar cinco
años más, irme al Basilea de Suiza por tres años o irme a préstamo seis meses al Villarreal con opción de compra. Era la opción más
arriesgada. Recuerdo que mi mujer estaba embarazada de ocho meses de mi primer
hijo y le consulté. Cecilia me dijo: “¿Qué soñaste toda tu vida? -Ir a España,
le respondí. -Entonces no lo pienses más”.
-Y en Villarreal, ¿qué grosos del fútbol europeo tuviste oportunidad de conocer y jugar?
- Jugué contra todos. Me acuerdo que cuando llegué le ganamos
al Barza de Ronaldinho, Deco, Xavi, Iniesta, Messi debutando,¡era una
barbaridad! Habían salido campeones de Champions y nosotros terminamos
segundos, perdimos contra el Madrid en las últimas fechas y se nos fue por esa
inexperiencia de los cuadros chicos de España de no luchar hasta el final.
También con Cristiano Ronaldo, Benzema, Raúl, Ronaldo,
Zidane. Contra un montón.
- ¿Y mantuviste contacto con alguno de ellos?
- De los contrarios no. Sí con compañeros crack que jugué, Robert Pirès, Santi Cazorla que está en el Arsenal, Rossi del Fiorentina,
Gonzalo Rodríguez un argentino, y un montón que me estoy olvidando. Igual
siempre digo que si tengo que hacer mi once ideal de los que jugué en contra y
los que jugaron conmigo yo elijo a mis compañeros de la selección uruguaya.
- Y de chico, ¿a quién
admirabas en el puesto de volante o a quién le seguías los pasos?
- De muy chico, mis grandes
ídolos fueron; Hugo de León, Santiago Ostolaza, Dely Valdés, Rodolfo Rodríguez.
Ellos fueron los que no tenían comparación.
Después de grande noté otros
jugadores, como Fernando Redondo que jugaba más que la pelota. Intenté estar a
ese nivel pero de hecho nunca lo conseguí. Me encantaba. Y después Pablo
García, el 5 ideal, tenía todo, era el mejor 5 del fútbol uruguayo.
- ¿Y hoy día en tu posición?
Xabi Alonso y Sergio
Busquets sin dudas.
- ¿Y uruguayo?
- Los que están. Cacha,
Corujo. Los de la Selección uruguaya siempre son los mejores.
- ¿Algún juvenil que te
deslumbre?
- Si miro un jugador con
clase, un físico privilegiado y que además es inteligente para jugar es Mauro
Arambarri (defensor). Me encanta. Ojalá pudiéramos tenerlo en la Selección, no
es para meter presión, (risas) pero es más ojalá pudiéramos tenerlo de
compañero en Nacional porque es un pibe que juega. A mí me encanta el
“colorado” (Santiago Romero, Nacional) pero como proyección de un equipo de
primer nivel en Europa, Arambarri.
- ¿Qué cosas consideras que
los jugadores jóvenes no tienen y deberían de tener?
- Me he sorprendido para bien
lo formado que llegan los jóvenes hoy. Cuando llegué a primera división
pensé que ya estaba, lo que viniera después para mí era un regalo. Pero los
pibes hoy tienen claro lo que quieren, saben a dónde quieren llegar. Las
conversaciones que mantengo con gurises de veinte años que me dicen, quiero
jugar en tal equipo porque cuento con tales condiciones, en mi época no
existía. Hablábamos de cualquier cosa menos de donde nos veíamos proyectados.
Obviamente que también cuentan con facilidades que nosotros no contábamos como
nutricionistas, suplementación, además se forman mejor académicamente. Terminan
el liceo y estudian idiomas. Están mucho más formados, físicamente y
futbolísticamente. Esto permite mejorar el fútbol uruguayo y también a ellos
mismos, así cuando pegas el salto los golpes que recibís, los recibís de otra
manera.
- ¿Tus estudios en que
quedaron? ¿Terminaste bachillerato, hiciste algún curso?
- Estudié hasta quinto de
liceo. Con 17 años me creía que me llevaba el mundo por delante, y sin decirle
a mis padres dejé de estudiar. Cuando les avisé ya había perdido el año por
faltas.
- ¿Cómo hiciste para que no
se enteraran?
- (Risas) Porque tenía una
novia en el liceo, iba pero no entraba a clases. Mi viejo cuando se enteró me
dijo que dejar los estudios era más grave de lo que imaginaba y que ellos no me
iban a ayudar para ir a entrenar, y entonces me puse a trabajar. Repartí cartas
y pintaba con mi tío, necesitaba tener plata para ir a entrenar y compararme
los zapatos de fútbol. Pero duró lo que tenía que durar, me fracturé la mano,
me lesioné. De todo. Pero retomé los estudios al otro año y me empezó a ir bien de nuevo, era buen
estudiante.
- ¿Qué orientación hiciste?
- Hice humanístico y derecho.
- ¿Y sino hubieras sido
jugador, que te hubiera gustado ser?
- Mis compañeros decían que
era tremendo acahuete, porque quería seguir la carrera de magisterio. ¡Vos por
el maestro Tabárez! y en realidad era más porque me gustaban los
niños. El ISEF y comunicaciones me gustaba también, pero la verdad creo que
ningún chico de 17,años sabe lo que quiere en la vida y eso jamás se lo voy
a exigir a mis hijos.
- ¿Es verdad que
en un entrenamiento de AIK Estocolmo, te pusieron dos guardaespaldas debido al
ingreso de 16 personas al campo, que quisieron amenazarte y lastimarte?
- Fueron más de 16 personas.
Yo había jugado en el equipo contrario (Rosenborg), se me había cerrado el
período de pases y tenía que acumular minutos antes del mundial además de la
situación familiar que vivía, surgió la oferta y fui. En un entrenamiento al
poco tiempo, entraron entre 50 y 60 personas, pero era Suiza, nadie me pegó.
- Supongo que te
asustaste, ¿qué te dijeron?
- No me asusté, me sorprendió.
Me recriminaron porque estaba en el equipo contrario. No sabía cómo iban a
reaccionar, conversamos dos segundos yo di mis explicaciones y listo. El club
decidió ponerme 2 guardaespaldas pero fueron dos días. El tema estaba en
que yo vivía en el barrio del primer club y por un tema de seguridad hacia mi
familia más que nada, me mudé. Hubieron unas pintadas en casa únicamente.
- Y en Villarreal, no te
renovaron contrato. ¿Qué sucedió, no tenías buena relación con Valverde o fue
por otro motivo?
- Con Ernesto Valverde (DT del
club) tenía buena relación, me hizo jugar de zaguero varios partidos porque
justo habían varias lesiones. Después de jugar el último partido con la selección
contra Costa Rica en Montevideo no quería que jugara, me dijo que
tenía que esperar, pasó un mes y medio, tuve algunas otras ofertas, se lo
planteé al club, el club no quería que me fuera, me dieron a entender que iban
a echar al entrenador y yo no iba a esperar a que eso sucediera. No me sale desear que echen a nadie.
- ¿Te fuiste a España?
- Sí, Villarreal no había
quedado con mi rendimiento y no renové. Después surge la propuesta del Sporting
de Gijón.
- ¿Cuántas temporadas?
- Tres, un club hermoso.
- ¿En qué sentido?
- La gente. De verdad son
apasionados del fútbol, del club el cual uno es hincha. No les importa si
ganas ó perdes. Lo importante era mantenerse en primera división, disfrutaban mucho del fútbol como el espectáculo que es. Tenían mucha idolatría
con los jugadores, en la calle me paraban, se sacaban fotos, etc.
Era una ciudad linda, lo
único que tenía era que siempre llovía. Se comía espectacular.
- Y de ahí te vas a Paraguay
- Yo quería estar cerca de mi
familia, en un lugar donde se hablara español. Yo quería volver a Sudamérica,
mi sueño siempre fue salir campeón de la Libertadores. Al igual que Hugo de
León yo quería levantar la copa de la Libertadores y obviamente que con
Nacional, pero me llamó el presidente de Libertad y me dijo: “Quiero salir
campeones de la Libertadores y quiero que te vengas al club”, me convenció.
- Y luego, la propuesta de
Palmeiras, ¿cómo fue jugar en Brasil?
- Alucinante. Un sueño. Jugar
donde Hugo de León había jugado fue lo más. También por Lugano que es amigo mío
y había jugado ahí. Tenía todos los cuentos por él y además yo consumía mucho
fútbol brasileño. El Palmeiras tiene 20 millones de hinchas y es un
equipo grande. Con ellos estábamos en segunda división.
- ¿Lograron ascender?
- Sí. El Presidente me dijo; somos un equipo de la B que busca jugadores con carácter que se comprometan, nos gustaría que formaras parte de la institución.
Dos años que pasé genial.
- Un tiempito a Wanderers de
nuevo y al Atlético de Colón en Argentina. ¿Es verdad que en una práctica te
despertaste en el hospital?
- Estábamos haciendo una
jugada de pelota quieta, el último recuerdo que tengo era que estaba en el área
y el próximo, más que en el hospital fue en la ambulancia. Estaba con
respirador y algunas otras cosas, no entendía nada. Después me contaron que fui
a cabecear una pelota y mi compañero en vez de a la pelota fue a mi cabeza.
- ¿Hay algún vídeo de eso?
- No, pero caí desplomado.
Tuve algunas convulsiones y recuerdo que me dolían mucho los dientes, tenía
miedo de haberlos perdidos. Por suerte dentro de esas caras desconocidas estaba
el doctor del club que me explicó todo. Lo peor fue que quien me dió la patada
era otro uruguayo, Emiliano García. Tremendo jugador y tremenda persona
también. Me mato de la risa ahora que lo cuento, porque éramos los únicos
uruguayos y justo fue de él para mí.
- Contame las diferencias que
notaste entre el fútbol uruguayo y argentino
- La diferencia es gigante.
Desde la calidad que hay en infraestructura para jugar en las canchas y después
que el juego es mucho más agresivo y rápido que el nuestro. Eso también depende
en parte de la cantidad de gente que te llena el estadio, la presión. Creo que
también eso lo hace más entretenido.
- ¿Alguna vez sufriste la presión de un hincha argentino?
- Una vez en un momento que no
andábamos bien. Obviamente que cuando sos extranjero y no marcas una diferencia
sos el primero apuntalado porque es normal, sino lo estás haciendo muy bien es
mejor que juegue cualquier otro argentino. Vinieron a buscarme, me esperaron
afuera y me pidieron explicaciones. No soy de dar muchas explicaciones pero lo
entendieron y se fueron. No pasó a mayores. La presión estaba con que gente de
pocos ingresos llenaba el estadio y nosotros por momentos jugábamos mal, pero
una vez que el equipo mejoraba ya estaba.
- ¿Y eso en Uruguay lo ves?
¿Notas que la gente de poco capital apoya a su club como lo hacen en Argentina?
- Sí, claro. A mí lo único que
me importa es mi equipo y el compromiso está en ver al Parque Central lleno y
saber que a esa gente no hay que defraudarla. ¡Mira que esto no es una vendida de humo!,
quieres ganar por la gente que te apoya, por el grupo humano, por la camiseta
con la que jugas.
- Si tuvieras que elegir uno de los cuadros grandes en Argentina ¿qué elegirías, Boca o River?
- ¡Qué difícil! Porque tengo
mis recuerdos de River de Francescoli, que también fue un ídolo, pero me siento
más identificado quizás con el juego que tiene Boca y porque la Bombonera es
fantástica. La Bombonera además es como un cajón que da la sensación de tener a la gente arriba tuyo. Es una locura linda jugar ahí, pero es como si me
preguntaras: ¿Dónde te gustaría jugar en el Real o el Barza? ¡Y obvio! yo
prefiero al Barca por Luis. Pero es complicado, la verdad jugaría para
cualquiera de los dos, al menos que me tire alguno de corazón como pasa acá con
Nacional y Peñarol.
- ¿Y con Luis Suárez qué
relación tenes?
- No somos amigos pero tenemos
una buena relación. Pasamos muchas cosas lindas y fuertes dentro de la
selección, por eso la relación que tenemos.
- Además viste toda su evolución.
- Sí, porque además en
Nacional del 2003, subía de cuarta a entrenar con nosotros en primera y se
comía tremendas patadas porque era atrevido y “encarador” como es ahora. Y
después la evolución que ha tenido en la selección, como todo pibe que la gente
por lo general no lo aceptaba mucho, porque erraba muchos goles. Y con todo
eso, pasó a ser el ídolo número uno, de mis hijos y los hijos del vecino, porque
¡el pibe es crack!, por lo que entrega, por lo que da, porque es el mejor
centro delantero del mundo.¡Y por suerte que es de los nuestros!
- Y cambiando rotundamente de
tema, también tuviste una etapa de modelo
- Sí, hice algunas que otras
publicidades. La de Prili le tuve que explicar a mi mujer en qué consistía
(posar junto a una modelo en ropa interior mientras que ésta le tocaba la cola),
y con su permiso la hice. Al principio me daba un poco de vergüenza, pero como
no estaba en el país no pasó nada. El tema fue al volver en vacaciones. Mis
hijos se mataba de risa y a mi mujer obviamente no le causó tanta gracia que
cuando estábamos lejos. Las paradas estaban minadas. Yo lo vi
como un ingreso más.
- ¿Qué relación mantienes hoy
día con Ache y Munúa?
- Soy muy respetuoso con las
jerarquías. Ache es el presidente del club y no tengo ninguna relación más
porque lo conozca de antes, al contrario, tengo una relación de un presidente
que las tres veces que me ha tocado estar en Nacional, ha estado y siempre ha
confiado en mí.
A Munúa lo veo con
naturalidad, pensé que al principio alguno de los dos podía sentirse algo
incómodo porque nos tocó estar jugando a la par pero el respeto que nos tenemos
es mutuo. Y estoy agradecido por la confianza que me tiene. Respeto sus
decisiones siempre y eso esta muy bueno al momento de trabajar, para
potenciarnos cada uno en el papel que le toca.
- ¿Con que jugador de
Nacional tenes mejor relación?
- “Sebita” Fernández, “Loco
Abreu”, “Nacho”, Fucile, porque lo conozco de muchos años y hemos pasado cosas
alucinantes con la selección. En realidad con todo el mundo. Y con Iván Alonso que
es el capitán también. Es un líder muy positivo para el equipo.
- ¿Te arrepentís de volver a
Uruguay?
- No. Pero siempre estaban las
expectativas con la vuelta. Ese miedo de que piensen que volví para arrastrarme,
pero yo vuelvo bien. Físicamente puedo dar todo y tengo ganas de seguir
mejorando. Estoy disfrutando el país como nunca antes y todas estas cosas me
hacen sentir bien.
- Con la selección jugaste 13
años. Pasaste momentos muy feos, pero también momentos lindos como el Sudáfrica
2010. ¿Qué enseñanza te dejaron todos estos años?
- Las enseñanzas no las puedo
decir así tan fácil, pero seguro que todos estos años fueron los mejores de mi
vida. La selección te acerca a lo más adentro del fútbol. A como cuando eras
niño, corrías como enfermo y soñabas con hacer un gol. En Villarreal vestí una
camiseta que recién conocía, sueños, jugadores que iba conociendo en ese momento, era todo nuevo. La
selección era algo de siempre. Cuando me preguntaban de que cuadro era yo
siempre respondía de Uruguay y Nacional. Era hincha de Uruguay, ganara o
perdiera. Entrar al Centenario con la camiseta de Uruguay es único, siempre
intenté disfrutarlo al máximo.
- El proceso Tabárez es uno
de los más criticados. ¿Qué opinión tenes al respecto?
- Ha sido la empresa más
exitosa del fútbol uruguayo. Es la que ha ingresado más dinero. Algunos dicen
que se gasta 13 millones en cuatro años. Pero yo hago la división y son cuatro millones por año y si a eso lo divido por meses al final no me termina
resultando que es tanto dinero. Tanto dinero para el mundo del fútbol, porque
después se generan 30 o 40, en conclusión se gasta menos de lo que se genera.
Pero acá el tema está en la mala gestión del fútbol uruguayo.
Creo que se ha mejorado la
disciplina, los resultados y jugadores que empezaron en este proceso han podido
triunfar en el exterior.
Que el juego sea más
defensivo que ofensivo, no tiene nada de malo si los resultados se consiguen. Salió campeón de América, está entre los mejores cuatro del
mundo, clasifican a los mundiales. Yo con esto, no digo
que este cerca del gusto futbolístico de Tabárez sino lo que veo. Porque en
definitiva con este tipo de juego se logró muchas cosas.
- Lograste tu sueño y
vestiste las dos camisetas que te propusiste. ¿Te faltó
alguna o te hubiera gustado vestir alguna más?
- No. Jugar en Wanderers,
Nacional y la selección fueron mis sueños cumplidos. Después haber jugado en un
grande de Brasil fue muy lindo.
- Un consejo para los que
recién arrancan en el fútbol o para los más jóvenes.
- Para los más chicos, que se
diviertan. Que formen amistades y valores como saber ganar y perder, ser
solidarios, entre otros que el fútbol te enseña. Pero creo que es un consejo
más para los padres que para los chicos, dejar jugar a los niños para que se
diviertan.
Y para los que recién
arrancan en primera, no tener los pies sobre La Tierra para soñar, tener los
pies sobre La Tierra para entrenar. Siempre hay que soñar más de lo que uno
sueña. Pero para eso también hay que entrenar.
- ¿Has pensado en tu retiro?
- No sé, ojala nunca. Me lo planteé
dos veces. Este verano y en Colón a mitad de año, porque estaba haciendo cosas
que no me hacían feliz. Pero luego salió Nacional, el fuego se me prendió de
nuevo y quise seguir. No creo en el retiro perfecto y tampoco lo planeo.
- ¿Hasta cuando firmaste
contrato en Nacional?
- Hasta Julio del año que
viene. Le voy a seguir dando hasta que me duelan las piernas.
- Para cerrar, ¿Cómo definirías el fútbol
en no más de 5 palabras?
- Vida. Mi vida. No puedo definirte
en 5 palabras el fútbol porque todas las decisiones que he tomado en mi vida fueron por y
para el fútbol.
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